jueves, agosto 23, 2007

Ciénaga
El cielo no cambia;
ella está azul;
mis sueños no cambian,
ella está azul.
Gritando avaricia,
no es el día,
en que mantengo el tiempo
en una línea recta.
Mirando el sol
puedo palpar
los ecos en mis ojos,
quemando el mundo,
pero no hoy;
justo donde empezó,
ella está azul,
justo donde cayó,
ella está azul.
Y no es el frío de un corazón
ni la asfixia por reprimir.
Es un resplandor
en pantallas negras;
un suelo árido en el agua.
La cortina que no se quiere correr
para tapar al mundo,
es siniestro de nostalgia,
y está azul
porque absorve antiguas estrellas,
y está azul
porque es inmensa como el mar,
que traga éste pequeño barco
en el que viajamos.